Noruega implementó hace años una tasa del 22% para los alquileres de corta estancia a través de plataformas como Airbnb, con el objetivo de mitigar su impacto en el mercado de la vivienda. Sin embargo, un estudio reciente revela que esta medida no ha logrado reducir la oferta de alquileres turísticos ni ha incentivado a los propietarios a trasladar sus viviendas al mercado residencial. En cambio, la tasa solo ha servido para aumentar la recaudación fiscal.

El impuesto, que se aplica a los ingresos anuales superiores a 10,000 coronas (aproximadamente 860 euros), no ha tenido el efecto deseado de abaratar los precios de alquiler para los residentes locales. A pesar de las expectativas, los precios en la plataforma Airbnb no han mostrado una disminución significativa, y la oferta de viviendas sigue siendo alta. Este resultado pone en duda la efectividad de la tasa como herramienta para regular el mercado inmobiliario.

Fuente de imágen: Pixabay