Planificar un viaje puede beneficiar la salud mental incluso antes de emprenderlo. Estudios, como uno realizado por la Universidad de Cornell en 2014, demuestran que anticipar experiencias como un viaje genera mayor felicidad que planificar la compra de bienes materiales. Según los expertos, imaginar momentos como disfrutar de un helado en Roma o esquiar con amigos activa emociones positivas, conectando con el placer de vivir el futuro de manera optimista. Esta anticipación placentera no radica en obsesionarse con los detalles, sino en las experiencias compartidas que enriquecen las relaciones humanas.

 

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Los psicólogos también afirman que la planificación fomenta la creatividad y nos mantiene interesados gracias a la novedad e incertidumbre que rodea los viajes. Además, imaginar un itinerario permite disfrutar mentalmente del viaje incluso antes de realizarlo. Como destaca el profesor Matthew Killingsworth, el carácter temporal de los viajes nos impulsa a disfrutar de cada momento, haciéndonos más felices en el proceso de anticipación. ¡Así que soñar con tu próxima aventura puede ser el primer paso hacia el bienestar!

 

 

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